La semana más solemne del calendario litúrgico del catolicismo ha llegado y, para los creyentes, este es un tiempo de reflexión y oración. Aunque todavía estamos muy lejos de “volver” a la normalidad, a diferencia del año pasado en este 2021 será posible participar de las celebraciones presencialmente.

El padre Marcelo Barrionuevo, párroco de la iglesia Cristo Rey, cree que sin duda esta semana santa será especial: “pienso que va a estar transida por el misterio de Jesús que muere y resucita en el medio de una realidad biológica global que nos hace experimentar la muerte y de la resurrección, cuando hay sentido del dolor y recuperación de la salud”, explica. En esta situación -comenta- se ve sobremanera la necesidad de la espiritualidad: “esa dimensión espiritual es fundamental para las personas, ya que en ella pueden encontrar fortaleza”, asegura.

Sin miedos

Agrega que es importante que la comunidad no tenga miedo. “No hablo solamente del miedo al contagio, sino el miedo como un estado psicológico social, porque el miedo enferma. Debemos ser cuidadosos, responsables y vivir como se nos pide, pero no dejar que el miedo nos invada. En la pandemia el miedo es complicado y enferma, por eso la fe nos ayuda a que, mientras nos cuidamos en el orden de lo físico, no enfermemos del espíritu”, subraya.

LA GACETA/FOTO DE INÉS QUNTEROS ORIO

Recomienda:

1) buscar misas con buena señal y buscar los horarios de estas para no tener inconvenientes. Otra opción es participar de las celebraciones del papa, teniendo en cuenta la diferencia horario-

2) armar el vía crucis en el hogar y, de tener un libro de vía crucis, rezarlo en familia.

3) participar de la vigilia pascual con alguna celebración de los obispos o alguna parroquia.

4) de ser posible, pedir la comunión a la parroquia, para que sea llevada del domicilio el Sábado Santo o el Domingo de Gloria.

Recalca que los creyentes pueden optar por acercarse al templo en horarios diversos para hacer su oración personal, confesarse o recibir la comunión. “No hay que tener miedo porque todas las parroquias van a estar preparadas para recibir a la gente”, dice.

Sobre la cuestión de la comunión (recomendada al menos en la misa de pascua), el sacerdote y periodista del periódico católico Cristo Hoy Mauro Carlorosi enfatiza en que el catolicismo es una religión sacramental. “O sea que requiere la participación en los sacramentos, la vivencia comunitaria; somos cuerpo y alma. Es muy importante mantener eso, que nos ayuda a perder el miedo innecesario y, con los debidos recaudos, acudir (a la iglesia)”, dice.

Altar en casa

El padre Mauro aconseja, de quedarse en casa, vivir estos días de la manera más parecida a lo normal. El armado de un altar es una forma: se necesita primordialmente un crucifijo, “porque es siempre muy importante la reflexión en torno a la pasión de Cristo”, afirma. A la par del crucifijo y como reza la lectura (“junto a la cruz de su hijo estaba su madre”) debería haber una imagen de la Virgen. Por supuesto, no deben faltar un mantel y velas.  

Con el altar armado -sugiere- hay que leer la palabra de Dios durante toda la semana. “Las lecturas son muy propias y nos conducen a lo que la Iglesia nos quiere hacer reflexionar cada día. Si uno va a estar en casa y quiere prepararse mejor, la lectura de cada día se puede encontrar hasta en aplicaciones”, alerta.

LA GACETA/FOTO DE INÉS QUNTEROS ORIO

Otra sugerencia que hace, si bien aclara que no está “marcado” porque es algo nuevo, sería despojar de flores el altar y, si uno desea unirse más, a partir del viernes hasta el domingo cubrir imágenes, sobre todo la cruz, para unirse de modo vivencial. “Quizá ayude a algunas personas a unirse a lo que hacen todas las Iglesias”, reflexiona. Estos actos (quitar las flores y cubrir las imágenes) se realizan todos los años en todos los templos como símbolo de respeto por el fallecimiento de Jesús.

En las iglesias

Néstor Abel Álvarez, párroco de la basílica Nuestra Señora de La Merced, comenta que los protocolos serán los que ya se conocen. “Este año el obispo nos pidió que tratemos de buscar lugares abiertos. Hubo directivas para poder celebrar la Semana Santa y son que (las misas) fueran en lugares abiertos, que tratemos de que las celebraciones no sean muy extensas para que la gente pueda participar. También, el tema de la distancia social, el uso de voluntarios para sanitización”, enumera.

Para poder adaptarse a la pandemia, también debieron modificar ritos muy importantes en las misas de la semana. “Las celebraciones serán sin desplazamiento de gente. El lavatorio de los pies, en el que antes había la disposición de personas para que sus pies fueran lavados, este año, en la medida de lo posible, se debe omitir o hacerse de manera mucho más breve y con menos participación de personas. El viernes santo, en la adoración de los fieles, se rezará por las personas que han fallecido en la pandemia y por los enfermos y (también el viernes santo) se pide que no haya vía crucis”, añade.

La confesión

“Dentro de las indicaciones el obispo pide no esperar a último momento para confesarnos, sino hacerlo con tiempo previo para que no haya congestión. Nosotros, por ejemplo, en las parroquias del centro, hemos dispuesto confesión en lugares abiertos: hoy se harán en la plaza San Martín y mañana en la Urquiza, ambos días a partir de las 19.

“Tenemos que tener en cuenta que (la pascua) es la fiesta de la vida, la vida de Dios en nosotros. La celebración por ahí suena muy fuerte cuando vemos que hay mucha gente que ha perdido a sus seres queridos. No podemos quedarnos estancados en qué no podemos hacer; a la vida hay que celebrarla, siempre, cada uno desde su lugar, desde lo que se pueda hacer, con la certeza de que Dios nos acompaña de mil maneras”, concluye el padre Álvarez.

“Es el tiempo de darnos mucho apoyo espiritual, de animarnos, de que la gente no se deprima ni decaiga ni se desaliente. Y eso lo hace nuestra relación espiritual con Dios y la cercanía entre los hermanos”, destaca el padre Barrionuevo.

(Producción periodística: Nicolás Sánchez Picón)